Como siempre estoy aprendiendo, no me importa, pero ya era hora, las fotografías de larga exposición son un reto que creí no alcanzar. Pues con motivo de la lluvia de estrellas del verano, las perseidas, me subí a los altos de la Milagrosa y no pude más que mirar hacia la ciudad, con su importante contaminación lumínica y en cuanto a las estrellas, las nubes sólo nos dejó ver esto, aunque a simple vista se pudieron ver algunas atravesando el firmamento. Yo no las vi.